CRÓNICA DE LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO “LOS REGADÍOS MEDIEVALES Y SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA EN EL BAJO SEGURA”, EN COX

COX (ALICANTE), a 26 de febrero de 2015. 20:30 h.

Tras un año de haber salido esta publicación de la imprenta, y por gentileza del Excmo. Ayuntamiento de Cox, ha tenido lugar este acto. El señor alcalde de Cox dio la bienvenida a los asistentes y cerró el acto expresando su agradecimiento a los autores, la entidad editora y a los asistentes. El presidente de la fundación editora, “El Patronato Histórico Artístico de la ciudad de Orihuela”, detalló los pormenores y los objetivos de esta entidad y de la publicación que ahora se presenta, que constan al dorso de la portada, así como a las entidades patrocinadoras, cuyos anagramas se hayan impresos en la contraportada. Rafael Moñino Pérez, cojense y uno de sus autores, hizo una descripción exhaustiva de este trabajo, detallando su contenido y su trayectoria, además de las labores investigadoras y los trabajos de campo llevados a cabo por sus autores durante casi dos años, altruistamente. A la mitad de su intervención le cedió la palabra a otro de los autores, Eugenio Marco Tristán, de Abanilla, cronista “oficioso” de Favanella; E. Marco para sus paisanos, amigos y conocidos, algunos de ellos presentes en el acto. Se celebró el evento en uno de los salones de la Casa de la Cultura, completándose su aforo, que superaba los cien asistentes, a los que se les obsequió con un ejemplar de la publicación y “un vino español” como colofón.

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*INTERVENCIÓN DE E. MARCO: Buenas tardes señoras y señores: Cualquier actividad tiene sus efemérides y sus anécdotas que, a la postre, suelen ser lo más recordado y, quizá, lo más ilustrativo. Por tanto, considero conveniente referir que yo he sido el último en incorporarme a este trabajo y que el “alma mater” es el arqueólogo Manuel de Gea, que puso el embrión en la edición nº 3 de ALQUIBLA, la revista de investigación del Bajo Segura, en 1997, con un extenso trabajo que lleva por título “LA FORMACIÓN Y EXPANSIÓN DECISIVA DE LA HUERTA DE MURCIA-ORIHUELA: UN ENFOQUE DESDE LA PERPECTIVA DE LA ORIHUELA MUSULMANA (siglos VIII- XIII)”, cuya extensión es de 62 páginas. La publicación que ahora presentamos lleva ya redactada cuatro años y, en principio, iba a ser editada por la CHS, pero al producirse el último cambio de tercio en la política nacional, con el consiguiente relevo de los dirigentes de esta entidad, le pasó como al arpa de Bécquer, “que se quedó olvidada en un rincón de un oscuro salón”; en nuestro caso, cajón. Tras ser rescatada del olvido y desechada de tientas, se procedió al peregrinaje por los santuarios oriolanos de la cultura, del que salió impresa hace ya un año, esperando el momento de despertar de su encantamiento, que ha llegado en el día de hoy, festividad de san Néstor. Manuel de Gea, como padre de la criatura y arqueólogo de profesión, era el más idóneo para haber asistido al Congreso Internacional de Riegos de Valencia, pero un compromiso familiar se le interpuso, por lo que el equipo redactor delegó en mí, “que soy el último de la fila”.

*Los autores de este libro[i] enviamos al Congreso Internacional Regadío, Sociedad y Territorio, celebrado en Valencia el pasado septiembre, la comunicación que lleva por título: “Redes de regadío urbanas y rurales del Bajo Segura en época andalusí. Los casos del Segura y El Chícamo”. En la exposición multimedia que realicé en la sesión de “Historia y arqueología de los espacios irrigados; El agua en el islán medieval: ciudades, huertas y pastos”, concluí diciendo que “los árabes no pusieron la primera piedra, pero sí fueron los grandes impulsores del sistema hidrofluvial de riegos en el Segura y sus afluentes, sobre el que se ha desarrollado posteriormente todo el entramado reformado y mejorado que existe en la actualidad, que es de la época medieval, siendo sus artífices, como se puede apreciar histórica y arqueológicamente, la sociedad andalusí”. La comunicación citada está colgada y accesible en la web del congreso irrigationvalencia.org y la exposición multimedia en la Web: abanilladigital.com. Las vicisitudes del río-rambla El Chícamo y el aprovechamiento de sus aguas permanentes y de escorrentía, se han reflejado lo más documentadamente posible en este trabajo, en el que se destaca que el sistema de paradas y tandas continuas hasta ahora existente en la huerta de Abanilla, posiblemente sea una de las últimas reliquias arqueológicas del riego a manta que quedan en España, desde al menos el siglo XII.

*El río Chícamo, también llamado la rambla de Abanilla[ii], es el afluente más importante del Segura en la Vega Baja y el responsable hasta la década de 1960 de desastrosas inundaciones en Benferri, Orihuela, Cox, Redován y Callosa[iii]. Al margen de estos desastres naturales, debido a que el hombre invade los cauces fluviales de escorrentía, por ser terrenos muy fértiles, por los limos que se depositan, en el paredón de Benferri se encauzan sus aguas hacia Cox, Callosa y Redován. En El Escorratel tiene su inicio El azarbe de Abanilla, como así lo refiere Belluga en sus proyectos y memorias de las Pías Fundaciones, contribuyendo con ello al progreso de estas tierras. Por tanto, quiero resaltar esta relación geográfica y vecinal de Abanilla con Benferri, Cox, Callosa, Redován y Orihuela, que ha constituido un lazo de unión y dependencia desde los más remotos tiempos, pues las divisiones territoriales son un convencionalismo político. Antes de la conquista cristiana Abanilla formaba parte de la Cora de Tudmir[iv]. En 1304, por la sentencia de Torrellas-Elche, el Señorío de Abanilla, administrado por los Rocafull, quedo en el reino de Aragón, formando parte de la gobernación de Orihuela. En el siglo XV pertenecía Abanilla al arciprestazgo oriolano. La vía natural de la comercialización de los productos que se cultivaban y elaboraban en Abanilla, era a través de su núcleo de población mayoritaria más cercano, Orihuela, lo cual suscitó las quejas del Adelantado de Murcia, a la que pertenecía administrativamente. Estos lazos de proximidad han quedado patentes en el retablo de la iglesia de San José de Abanilla, realizado por oriolanos: los escultores Jacinto y Antonio Perales, así como sus pintores, doradores y carpinteros. Los músicos y danzantes de Abanilla solían participar en el Corpus de Orihuela y en otras festividades, como las de las santas Justa y Rufina, habiendo quedado reflejadas estas vicisitudes en varios legajos.

*Y, puesto que estamos en Cox presentando este libro, mencionaré la estrecha relación que en el siglo XVIII existió entre el maestro de obras-arquitecto- Benito Bolarín, miembro de la Academia de San Fernando, natural de San Fulgencio y vecino de aquí, que redactó y dirigió la construcción de un azud con sus acueductos, acequias y túneles, que recogían las aguas de escorrentía en Mahoya y regaban los terrenos de la margen izquierda del Chícamo, desde Santa Ana hasta el paraje de Mafraque y el Charco, lindantes con Benferri y La Murada. De dicho ingenio todavía quedan restos arqueológicos, incluso el azud. En estas obras también trabajaron algunos vecinos de Cox, cuyos nombres están en el apéndice 7 del libro. Abanilla, Benferri, Cox, Callosa, Redován y Orihuela, han sido una unidad de destino en cuanto al aprovechamiento de las aguas de escorrentía, antes de la llegada del Transvase, lo que le hace merecedor a este río-rambla llamado El Chícamo, de figurar en los anales de los riegos del Bajo Segura. El plano que ilustra la portada de esta publicación, corresponde al sistema de riego de boqueras de la rambla de Abanilla-Benferri, en la segunda mitad del siglo XVIII. Antonio Luis Galiano Pérez, cronista oficial de Orihuela y miembro del comité de redacción de este libro, pronunció una conferencia que lleva por título “Abanilla en las crónicas oriolanas”, cuyo texto se publicó en la revista de fiestas del año 1990. Entre otras cosas, reflejó la existencia en el Archivo de la Catedral de Orihuela de un mudamiento de 1644, “del azarbe de Abanilla”. Con motivo de esta charla, tuve ocasión de conocer a Antonio Luis Galiano Pérez[v].

Haciendo una ligera observación de los árboles genealógicos, se constata en la cuenca del río Chícamo los vínculos familiares existentes, cuyo ejemplo lo confirman los siguientes apellidos: Almarcha, Cartagena, Están, Rocamora, Rubira, Riquelme, Salar, Tristán y un largo etc. Y aprovechando que estamos en Cuaresma, referiré que en pretéritos tiempos, cuando las aguas de nuestros ríos afectos, el Segura y el Chícamo, no estaban contaminadas, abundaban los peces y croaban las ranas. Respecto a estos anfibios cabe destacar que en el siglo XIX y hasta casi mediados del XX, era normal el consumo y la comercialización de sus ancas. El afamado cocinero francés, Escoffier, las incluía como exquisitez en sus menús. Decía “que se podían consumir en Cuaresma, porque se consideraban pescado”. Es posible que esta costumbre culinaria la trajeran los árabes.

*Dicen que corregir es de sabios. Por lo tanto, aprovecho para advertir de la existencia de algunas erratas, que se irán publicando en la revista digital “La Crónica independiente de la Vega Baja”, que dirige Eduardo de Gea Cayuelas. Por ejemplo: En la página 73 pone que la distancia entre Orihuela y Abanilla, por el camino viejo, es de 25 Km, cuando debiera decir 16 Km; en los mapas sólo vale la escala gráfica, que no la numérica, puesto que han sido reducidos de sus originales; y algún desliz más que iremos notificando como “fe de erratas”.

*Quiero agradecer a Manuel de Gea Calatayud, a Rafael Moñino Pérez y a Patricio Marín Aniorte, el que me hayan dado la oportunidad de participar en este trabajo, lo cual fue una sorpresa para mí, por mi modesto caché y por aquello de que “nadie es profeta en su tierra”; y mucho menos en La Palestina Murciana, donde el que se mete a redentor termina “crusificao”. Citaré lo que dijo Rabindanat Tagore: “Agradezco no ser una de las ruedas del carro del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas”. Quizá en esto radique la postrera gloria de los navegantes que no se dejan embaucar por los cantos de espurias sirenas. Referiré, porque viene a cuento, lo que le dijo el trovero palmesano José Mª Marín a don Ramón de Campoamor: Soy piedra que a la terrera/ cualquiera me arroja al verme. / Parezco escombro por fuera, / pero llegando a romperme/ doy mineral de primera.[vi]

*Ha sido para mí un honor y una grata experiencia, el haber tenido la oportunidad de asistir como ponente al citado congreso internacional de Valencia, con el tema de este libro, puesto que con ello se ha catapultado a la internacionalidad la historicidad de los riegos de la Vega Baja del Segura y su afluente El Chícamo. Quiero mostrar mi personal agradecimiento a la entidad editora y a las patrocinadoras, donde siempre suelen haber las excepciones que confirman la regla[vii]. Con esto se contribuye modestamente a la mayor gloria histórica de nuestros terruños. Y aunque dice el refrán que el agua pasada no mueve molino, sí que suelen ser las aguas pasadas una buena referencia y ejemplo para los molinos y los molineros del futuro, por ser fruto de la experiencia, que es la madre de la ciencia. Cabe citar al respecto lo dicho por mi paisano y amigo Al-Rhamiz, autor del libro “Mahoya y su historia”: “El Chícamo es un río sin agua, que sólo arrastra historias trituradas por el molino del tiempo”.

*Con la lectura de esta publicación que ahora presentamos disfrutarán del ayer, pues ya lo dijo Sócrates: “los pueblos que olvidan su pasado están obligados a repetirlo”. Ningún tratado de historia suele ser definitivo, pero sirven para que otros continúen indagando y mejorándolo; son un eslabón más de la cadena que enlaza el ayer con el hoy y con el mañana. Señoras y Señores, de mi parte, muchas gracias por su asistencia y por la atención prestada, lo cual puede ser interpretado como signo de su interés por esta publicación[viii].

*FE DE ERRATAS DETECTADAS HASTA AHORA:

Página          columna       línea               dice                     debe decir

73                       1ª               37                         25 Km                         16 Km

78                       1ª               20                    05-09-1985                05-09-1885

78                       1ª               34                       blandas                       duras

86                       1ª               26                     polémicas                 historias

92                       2ª              30                     de Sahués                 y Sahués

93                       1ª         figura 10         escala 1:40.000     Sólo vale la escala gráfica

94                       2ª             10                       Binaranja               Binaranja y el Paúl

164                     2ª    plano de 1964      escala 1:2000     Sólo vale la escala gráfica

221                     —           figura 69                  B.-                              P.-

245                    2ª                 2                       el Rollo                     la Ermita

[i] Manuel de Gea Calatayud, arqueólogo del Museo de Rojales; Patricio Marín Aniorte, cronista oficial de Cox; Rafael Moñino Pérez, Agente de Extensión Agraria jubilado; Eugenio Marco Tristán, Ingeniero Técnico jubilado y cronista “oficioso” de Favanella.

[ii] La cuenca del río-rambla El Chícamo abarca una superficie de unos 450 Km cuadrados, de los cuales están incluidos, a excepción de la vertiente septentrional de la sierra de Quibas, todo el término municipal de Abanilla y los de La Algueña y Benferri (Alicante). El resto pertenece a los términos de Fortuna y Santomera (Murcia) y los de Pinoso, Monovar, Orihuela y la parte de poniente de la sierra de Callosa (Alicante). Tanto en la revista digital La Crónica Independiente de la Vega Baja, como en abanilladigital.com, hay un artículo ilustrado que lleva por título: YO, EL CHÍCAMO, de E. Marco.

[iii] En 1946 se erigió en Abanilla, en El Lugar Alto, antiguo emplazamiento de la primitiva iglesia y parroquia de san Benito, un monumento al Corazón de Jesús. La riada de 1947 produjo importante daños, llevándose por delante la mitad del cementerio de Benferri, situado junto al Paredón que desvía las aguas a la zona de poniente de la sierra de Callosa. A causa de esta catastrófica riada, los de Benferri decían que la culpa era del “sángano” que habían puesto en Abanilla. En la década de 1950, unas fuertes tormentas en las que confluyeron las aguas salidas de madre del Segura, el Guadalentín, también llamado El Reguerón, la rambla de Santomera y El Chícamo, hicieron que El Segura fuera navegable desde Orihuela hasta su desembocadura. Las barcas de Guardamar acudieron al rescate, así como la Infantería de Marina de Cartagena, con los efectivos disponibles.

[iv]Observación histórica.-Teodomiro nació en Santa Pola y fue un gardingo, especie de guardia de corps del rey de Égica. En su nombre le plantó cara a los bizantinos en una batalla naval y los expulsó de aquí. Luego, ya muerto el rey visigodo don Rodrigo, intentó hacer lo mismo con los árabes y viendo que perdía la batalla se refugió con los pocos guerreros que le quedaban en la fortaleza oriolana; pero se las ingenió (y de esto existe una leyenda) y les hizo creer que el territorio bajo su dominio abarcaba lo que después se denominó la cora de Tudmir, llegando a un acuerdo que se plasmó con la firma del famoso tratado. Esto les favoreció mucho a los invasores, porque sólo se tuvieron que ocupar de cobrar religiosamente los tributos pactados y, mientras tanto, dedicarse a otras conquistas. Por lo tanto, es dudoso que Teodomiro tuviera alguna entidad político-administrativa a su cargo con anterioridad a la invasión árabe.

[v] Antonio L. Galiano Pérez es Ingeniero Técnico Industrial jubilado, cronista oficial de la ciudad de Orihuela y presidente de la Asociación de Cronistas Oficiales de España.

[vi] Conozco algunos trovos de J. Mª Marín, porque llevo 38 años residiendo en La Palma-Cartagena, por motivos laborales.

[vii] Hay excepciones que confirman la regla muy significativas, que suelen ser el ejemplo del mal ejemplo; como por ejemplo: El de un ayuntamiento que en los presupuestos de 2014 dedicó a la partida de cultura UN EURO, lo cual, a pesar de tener un déficit del 127% y estar endeudado a muy largo plazo, no deja de ser “un insulto a la inteligencia” y a la vergüenza ajena.

[viii] A los asistentes al acto, que sobrepasaron el aforo de la sala (más de cien), se les obsequió con un ejemplar del libro y como colofón al acto se sirvió “un vino español”, con viandas autóctonas del lugar. Esta publicación, así como todas las editadas por la “Fundación de la Comunidad Valenciana. Patronato histórico Artístico de la ciudad de Orihuela”, ni se compran ni se venden en los circuitos de comercialización, aunque sí se admiten donaciones para poder seguir editando. Cuando se agoten los ejemplares editados (1.000), se colgará en versión digital en la WEB de la Fundación. Esta publicación tiene una extensión de 310 páginas, a tamaño folio, de las cuales 130 están dedicadas al río Chícamo y su entorno, con 50 fotografías a todo color. Presuntamente, su “peso histórico” supere en demasía a su peso físico; 1.300 gramos de papel impreso.

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