Este sábado 22 de noviembre, tuvo lugar una reunión en la sede de la Federación de Moros y Cristianos, sita en el edificio de la Encomienda, en la que desde la Junta Directiva de la misma, se informó tanto a los representantes de los distintos grupos festeros, como también a cualquier asociado que hubiera deseado asistir, de los avances y planificación que estaban previstos realizar para la consecución de la realización del campamento festero de los moros y cristianos de Abanilla.
Previamente se contó con la presencia del abanillero D. Luis Están, quien en calidad de agente de la policía nacional de Alicante, que se dedica profesionalmente a este menester, informó a los asistentes de cómo está la legislación y la normativa en la Generalitat Valenciana en cuanto al alquiler y uso de los bajos o locales destinados para uso de entidades festeras. Así, informó que allí está en vigor el Decreto 28/2011 de 18 de marzo, de la Consellería de Gobernación, que regula las condiciones y tipología de las «sedes festeras tradicionales» ubicadas en territorio de la Generalitat Valenciana.
Como bien informó posteriormente el Presidente de la Federación de Moros y Cristianos, D. Ramón Rocamora, en Murcia esta normativa no existe actualmente, pero si tenemos que fiarnos de cómo funcionan las cosas y de cómo se hicieron respecto a la normativa del uso de la pólvora, que se copió en Murcia tal cual de lo que se había regulado en la Generalitat, e incluso siendo más severos, podemos hacernos una idea de lo que nos puede llegar próximamente aquí.
Así, D. Luis Están explicó que dentro de la tipología de sedes, éstas se agrupan en tres tipos: A, B y C. La primera sería para los locales de tipo administrativo, la segunda para los espacios de festeros pero de uso temporal y la tercera para los espacios de tipo más permanente como lo puede ser un bar. Según el tipo de local, la normativa y requisitos para poder usarlo es distinto. En los de tipo B que serían la mayoría de los bajos y locales alquilados, por ejemplo habría que realizar un seguro de responsabilidad civil, instalar una serie de extintores y realizar un plan de evacuación. En los de tipo C tienen que cumplir muchos más requisitos que los anteriores, como asegurar el acceso a minusválidos, etc, además de que tendrían que tener un horario de apertura y cierre.
Los grupos festeros envían la información de cual es su local y a partir de ese momento pasan a estar registrados como espacios para uso de grupos festeros. Este seguro más o menos vendría a costar a cada grupo del orden de los 300€ al año, que serían un gasto fijo que añadir al presupuesto de cada grupo, además de los gastos anteriormente mencionados. Además, en este tipo de locales de la clase B, que da igual que sean de un socio del grupo o alquilados a un tercero, al estar especificados para este uso, en principio ya no sería tan fácil por ejemplo hacer ahí mismo un acto, una comida o cena fuera de la época de fiestas si éste es publicitado y tiene ánimo de lucro. Porque habría que hacer por ejemplo una revisión de la instalación eléctrica por parte de un profesional, así como un seguro para ese evento de forma específica. En caso de que el evento fuera para por ejemplo celebrar un aniversario de un hijo de un socio, no habría tanto requerimiento puesto que no hay ánimo de lucro.
Es decir, que esta información es de cómo se funciona en la Generalitat, y que bien podría aplicarse en la Región de Murcia, aunque se hizo hincapié en que oficialmente aún no existe nada al respecto.
Una forma de «escapar» a esta regulación para el día en que llegara a la Región de Murcia y fuera obligatorio su cumplimiento, sería el establecernos en un recinto o campamento festero, puesto que sería algo portátil y desmontable de tipo eventual, y entonces los grupos no tendrían que pagar dicho seguro, sino que ya valdría con el que tiene la Federación, al cual sólo habría que aumentarle el capital.
Puestos en esta tesitura de lo que podría pasar, es cuando se retoma el proyecto de realización del campamento festero. Un sueño que data de los mismos orígenes de la recuperación de la fiesta de moros y cristianos, y que como siempre suele pasar en estos casos, no se hizo porque siempre había otras cosas más importantes que acometer. Pero hoy día ya la fiesta está muy bien asentada, y puede procederse a retomar esta idea y a llevarla a cabo. La actual directiva de la Federación cumple su mandato al término de las fiestas de 2015, por lo que si se empieza ya a funcionar este año, se quedaría puesto en marcha para que siguiera el desarrollo la siguiente directiva. Por eso, es ahora cuando hay que hacerlo y son los que están los que tienen que ponerlo en marcha.
Para ello se establecieron una serie de pasos que obligaban el uno al otro a estar cumplido el paso anterior. Es decir, que lo primero era hablar con los dueños de los terrenos escogidos y ver la disponibilidad para acceder a este proyecto. Si estos no accedían, no era necesario seguir hablando. En este caso ya la mitad han accedido por lo que procede pasar al segundo paso que es hablar con el Ayuntamiento para realizar una serie de peticiones, entre las cuales estaría el acondicionamiento del lugar, establecimiento de un vallado del perímetro, el arreglo de las palmeras, el rebajamiento de las tierras para alisarlo, así como el establecimiento claro de los límites y deslindamiento de las fincas de cada uno de los propietarios. También claro está, la instalación del servicio eléctrico y del agua. Los aseos serían del tipo como el que se instala en la Ermita en las fiestas.
Evidentemente el asunto de dejar claros los metros de cada finca y cada propietario es algo muy importante puesto que esto es un proyecto que no se sabe dónde puede parar, y no se sabe qué pasará después. Por eso hay que tener muy claro los metros cuadrados de cada uno, porque esto podría convertirse en un espacio permanente para este tipo de eventos, o bien podría realizarse un PERI en toda esta zona.
Los accesos serían dos: Uno peatonal por la Avenida de la Libertad, por la calle Francisco de Quevedo, y otro en automóvil por la parte trasera, por el camino que une la Ermita con la zona del Instituto y el CEIP Dionisio Bueno. Además se instalaría una pasarela para peatones que uniera como un puente, la parte de la Ermita con estos terrenos del campamento.

Terrenos previstos para la ubicación del campamento festero
Evidentemente la decisión de trasladarse a este espacio es algo muy importante, pero hay que valorar los pros y los contras de estas dos opciones. Entre los puntos a favor estaría el ahorro de la mitad del gasto del alquiler del local, además del posible seguro en caso de que se hiciera la ley. También sería positivo el tener todos los grupos cerca, el estar todos en un mismo espacio y no tener que ir a la otra parte del pueblo. Los vecinos podrían descansar y no tener que estar aguantando los ruidos de los cuartelillos. También sería bueno para los distribuidores de mercancías, que irían allí y lo descargarían todo junto. Entre los puntos negativos, estaría el que se acabarían los viajes de un cuartelillo al otro en busca de algunos amigos, porque estarían todos muy cerca, así como que si alguien quisiera algo de intimidad en su cuartelillo, ya no sería tan factible, pues se estaría en todo el meollo y eso ya sería más complicado.
Un punto en contra bastante importante sería el saber dónde se guardan los enseres particulares de cada grupo el resto del año. Hasta ahora muchos grupos pagan un plus por tener almacenadas las cosas en los cuartelillos, pero saben que están allí y son más o menos accesibles. En este caso la propuesta sería el tener un espacio en los bajos del Pabellón de deportes, a nombre de la Federación, donde todos los grupos dejarían allí sus propiedades, todas juntas, el cual se abriría dos veces al año, una para sacar las cosas y otra una vez acabadas las fiestas para llevarlas. El resto del año habría que acceder previo registro de entrada y salida, por si acaso desapareciera algo. Evidentemente un grupo podría buscarse un espacio o almacén propio o conjunto con otros grupos para tenerlo más cerca y con mayor posibilidades de acceso en caso de que fuera necesario.
Los grupos estarían instalados dentro de una serie de «containers» como los que hay en las fiestas de Santomera, los cuales tendrían sus ventanas y su puerta herméticamente cerrada, y dentro se tendrían todas las comodidades como luces, enchufes y espacios para poner las mesas, sillas, hacer comida, etc.
La decisión de trasladarse al campamento es de cada grupo, pero para ello desde la Federación se realizará un incentivo como es el cobrar el primer año sólo 100€ a modo de oferta, que iría a la Federación a modo de «patrimonio». Para los siguientes años, los demás grupos que quisieran incorporarse, pagarían esos 100€ además de una cantidad «variable» que iría entre los 300€ y 500€, que son cantidades orientativas, según el espacio que se fuera a necesitar. En sucesivos años, la cantidad iría en aumento. Es decir, que convendría trasladarse el primer año. Aparte de eso, cada grupo tendría que valorar si le interesaría un espacio grande para realizar todas las actividades, o bien un pequeño espacio para alternarlo con el propio local que estaría en el pueblo, y tenerlo para poder ir allí y tener sus propias cosas dentro del recinto.
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