Más absurdeces en Abanilla

Soy hermano asociado de la Hermandad de la Santa Cruz de Abanilla, y abanillero de nacimiento y de fin de semana. En 2011, me di de alta en esta Hermandad, cuya solicitud la hice personalmente, ante el presidente, y domicilié el pago de la cuota a través de una entidad bancaria. Para mi sorpresa, no me cargaron en cuenta la cuota y la entidad me informó de que no le habían pasado el cobro, por lo que se lo hice saber al presidente y éste me tomó de nuevo nota del número de mi cuenta, por si, presuntamente, había ocurrido algún error. Además le di otro número de cuenta de otra entidad. Es decir, tienen dos números de dos entidades distintas ¿ y no han podido cobrar? El pasado 2012, tampoco le pasaron al banco el cobro de las cuotas y ante la situación, un tanto extraña, el 22-02-2012, procedí a hacer el ingreso de las dos cuotas pendientes de pago, mediante un ingreso en ventanilla, a esta Hermandad de la Santa Cruz, que es el nombre que oficialmente consta, a través de Cajamurcia. Después de todo este affaire, un tanto extraño, pues no he recibido ningún comunicado de la Hermandad, avisándome de estas irregularidades en el pago de mi cuota.

He ido a recoger «la vela» que tradicionalmente se le da a los asociados, para alumbrar el Viernes Santo, y el encargado del reparto me ha comunicado que no me la puede dar porque no he pagado. No sé que tipo de control lleva la directiva, pero si presuntamente ha habido algún problema bancario u error involuntario, durante dos años han tenido el tiempo suficiente de habérmelo comunicado, bien por escrito o por e-mail, y no esperar a que vayamos a recoger la vela o a asistir a una asamblea y te pongan en evidencia y les tengas que calificar a ellos con algún improperio, puesto que yo tengo mi justificante bancario de haber pagado mis cuotas a La Hermandad de la Santa Cruz ¿A lo mejor me he equivocado y lo tendría que haber ingresado a la Hermandad de la Santísima y Vera Cruz y, por eso, presuntamente me tienen por moroso? Todo es posible en esta villa y más cuando la sinrazón se apodera de ciertas instituciones.