El pasado 28 de agosto tuvo lugar en el Auditorio de Abanilla, como desde hace ya casi una década, el festival de la danza del vientre, realizado por la escuela Al Zulum, dirigido como es sabido por Mireia Benito. Este año en especial me quedé sorprendido porque cada año se superan más. Dicen que la música une a los pueblos, no tiene fronteras, amansa a las fieras e incluso armoniza a las plantas. Aquí se dio el caso de que nos llevaron con sus danzas a conocer distintos países del mundo sin tener que movernos, sentados en nuestra butaca, y nos dieron una clase magistral en cultura, arte y música.
El auditorio estaba a reventar y eso da prueba de que los padres se implican en las actividades de sus hijos. Aunque la mayoría eran niñas, también un ¡ole! para el niño Miguel que lo hizo genial. Se notaba que todos lo hacían con mucha ilusión. Y las más mayorcitas, las quinceañeras, con más aje, duende y embrujo. Luego, la coreografía fue maravillosa, ¡qué coloridos, qué sonidos y qué arte a la hora de danzar!. Fue una hora y media que se quedó grabada en mis retinas. Se pasó el tiempo volando.
Y quiero decirte desde estas líneas, que aunque sé que te supone un gran esfuerzo, te pido que sigas aportando este maravilloso espectáculo y que la Santa Cruz te dé fuerzas e ilusión muchos años. Mireya, personas como tú son las que Abanilla necesita para seguir fomentando la danza y la cultura en nuestro pueblo. Así se hace cantera. Bravo, bravo, bravo.
Juan Manuel San Nicolás Sánchez
Fotografías cortesía de Claudio Rossi