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EL PASTEL BANDERIL SIN SU GUINDA


Tratando de hablar en romano paladino, para que sea entendible por la mayoría de los abanilleros lo del entuerto de los actuales símbolos municipales de Abanilla, LAS ARMAS REALES, de las que no somos el único municipio de España que las ostenta como escudo y las tiene en su bandera, aunque sí somos la excepción que confirma la regla en nuestra Comunidad Autónoma; de lo que unos abanilleros se sienten muy orgullosos y otros no (diversidad de opiniones nunca faltan y suele ser nuestra más característica bandera), EN MI PARTICULAR OPINIÓN, ES COMO UN PASTEL MUY BIEN ADORNADO CON MERENGUES DE COLORES EN SUS MÚLTIPLES PARCELAS. Pero le falta la guinda del pastel que le corresponde poner a las Reales Academias, con su informe favorable.

Este pastel es legalmente comestible, porque así lo decretó en su momento la consejería de la Presidencia de la CARM. Posteriormente, el Tribunal Supremo, ateniéndose sola y exclusivamente a su proceso de fabricación lo ha confirmado como bueno, sin entrar para nada en analizar sus ingredientes y demás aditivos, por lo farragoso del asunto; y, presuntamente, por no atender ni tener en cuenta el análisis aportado del laboratorio especializado, la Real Academia. En un símil con lo alimenticio, que puede resultar hasta odioso, pudiera compararse a muchos productos elaborados que, en su momento, se dieron por buenos y saludables para la ciudadanía consumidora (al menos eso decían en sus campañas publicitarias, posiblemente engañosas), pero que, a la larga, se ha podido comprobar de forma científica que por sus componentes, incluidos algunos de sus aditivos autorizados, resultan nocivos y peligrosos para la salud, por lo que se ha procedido a retirarlos del mercado o a prohibir su fabricación y consumo con dichos elementos nocivos detectados en los análisis.

El licenciado en Historia e incansable investigador sobre los orígenes y el desarrollo de las fiestas de moros y cristianos, José F. Doménech Verdú, de Villena, que lleva mucha tinta y saliva gastada en escritos y conferencias en distintos congresos y simposios, incluso publicados algunos de ellos en nuestro programa de fiestas de hace pocos años, que por su extensión (más de una página), sobre LAS MILICIAS CONCEJILES y su relación directa, indirecta y circunstancial con las fiestas patronales locales, ha provocado lentamente que los pueblos, que a nivel colectivo gozan de un entendimiento razonable del tema de sus señas de identidad a nivel histórico-cultural, se lo tomen en serio, excepto los que les importa un pi-miento estas batallitas y andan por otros derroteros: ladrándole a la Luna en cuarto menguante, para que no se les vea el pelaje. Un conocido refrán dice así: “Donde no hay harina, todo es pecina”.

La cuestión de someter a plebiscito las distintos diseños artísticos que se puedan derivar de datos históricos, al menos con base en cuanto a sus colores, aunque no a su disposición, es loable y plausible, pero entender lo mismo con el gusto variado de las mantas o las colchas de nuestras abuelas no deja de ser…lo que es, presuntas ganas de joder y de garbillar agua, que no de tratar de llegar a algún entendimiento viable y razonable, bajo el predicamento un tanto equivocado, en algunos casos, de la soberanía popular mal entendida o con fines un tanto peregrinos y brumosos. Democracia sí, pero en su parámetro adecuado. Batacazos colectivos por creernos que todo el monte es orégano, sobran en el devenir histórico de todos los pueblos y naciones, incluso por creernos eso de que “esto es mío, acho”, que me lo he encontrao en mi arca o en mi finca o bancal; o a pie de monte.

Nada en la vida de los hombres y sus comunidades se improvisa. Somos hijos de una época, de su ambiente y de sus circunstancias, incluidas las meteorológicas; y de ciertos satélites y satélites que orbitan a nuestro derredor, incluso después de haber caído de su órbita estacionaria.

E. Marco

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LA REALES ACADEMIAS Y LA GUINDA DEL PASTEL


Sobre la corrección y reforma de los símbolos heráldicos municipales, tenemos que tener todos muy claro que el informe de las Reales Academias, según la normativa vigente, es preceptivo pero no vinculante. Por lo tanto, lo que hay hecho, está aprobado legalmente; y para su aprobación no es necesaria la unanimidad, sino la mayoría simple.

En segundo lugar, y en el orden histórico cultural, no podemos obviar que si las Reales Academias emiten un informe negativo, es porque observan que existe alguna anomalía de tipo histórico cultural que chirría demasiado, o que interfiere en el orden del buen criterio de no interferir al vecino, que puede corregirse sin desvirtuar su función, y la de no apreciarse indebidamente nada que documentalmente no corresponda al ADN de nuestra genealogía.

En tercer lugar, el hecho de que al formarse la comisión y no aportar el Partido Popular a ninguna persona para que forme parte de ella, se puede interpretar como una señal de aviso, de que ahora por mayoría simple y con los informes que pueden ser favorables de la Real Academia, se acuerde quitar los que hay y poner otros, por muy documentada que esté su procedencia y su diseño, incluso si fueran ratificados en un supuesto plebiscito, quedándose a la espera de que en un futuro puedan tener ellos mayoría absoluta y proceder legalmente a eliminarlos y sustituirlos por otros o por los que había. Y seguiría siendo todo legal. Y con este legal proceder de que el que llegue al poder pueda hacerlo, quedando los consejos dados por las Reales Academias en papel mojado y meado, como invitados de piedra que parece que son en estos procesos, no es ni saludable ni conveniente para la ciudadanía, y el modus operandi de “a la vuelta te espero, que lo venden tinto y rosado, compañero de pleno”.

Para rematar la faena, por ser toda esta cuestión inherente a las Reales Academias, algo que no está al alcance de cualquiera que no tenga un mínimo de conocimientos históricos y documentales, lo cual no debe ser interpretado como ignorancia ni capacidad de entendimiento, y porque el vulgo solamente se fija de estas parafernalias representativas en lo bonico y en lo ostentoso que resulta (y los símbolos actuales lo tienen en demasía), que no le vengan con cuentos y leyendas de caballería los eruditos diplomados, aficionados, oficiosos o de fin de semana, que ellos tienen cosas más importantes en qué pensar y entretenerse, aunque sea de intrascendentales cuestiones espurias, como pueden ser el fútbol o los toros. Así es que si el pueblo llano y sencillo no está preparado para admitir y tratar de entender, aunque sea un mínimo de lo que esto representa, sería conveniente que los políticos afectos consideraran la conveniencia o no, de seguir con el intento. Y como esto es una cuestión parafernálica, no cabe esperar ninguna movilización al respecto, sino lo más, expresar opiniones espurias, algunas de ellas de encapuchados bajo nicks o pseudónimos.

La realidad suele superar, y con creces en algunos casos, a la ficción. En la época cuando aquí se interpuso el contencioso administrativo, en la Ciudad Condal, también interpusieron otro contra su escudo, por cierto anacronismo del que hasta entonces no se habían percatado. Y aun llevando el informe favorable de su Real Academia, el escudo sigue siendo el mismo, por las mismas razones y leyes que el de aquí. Del País Valenciano tengo una noticia de prensa, que dice que la Consejería de Interior lleva mucho papel y tinta gastada, en enviar circulares a todos los Ayuntamientos de su jurisdicción, para que procedan a rectificar los anacronismos observados en sus símbolos heráldicos municipales. Unos ayuntamientos sí han acudido a la Real Academia valenciana para tratar de corregirlos -cuyos servicios son gratuitos-, pero otros se han limpiado con ellos el agujero por donde la columna vertebral pierde su casto nombre, o bien los han metido en la máquina del reciclaje. Lo cierto y verdad, es que las Reales Academias -incluida la de la Lengua-, se han quedado como la guinda que adorna el pastel cultural de España a nivel institucional pues, que se sepa, la policía judicial no detiene ni interviene a ningún ayuntamiento por el uso indebido de las armas reales o cualquier otro tipo de pillaje banderil. Ni tampoco detienen a ningún español por hacer mal uso del idioma, aunque su profesión sea la de notarios, registradores, magistrados, secretarios, etc.., porque como se suele decir: hasta al mejor escribano se le escapa un borrón; y algunos españolitos suelen presumir de escribir mal y peor en foros, whatsapp y demás sistemas de las nuevas tecnologías. No conozco a ningún profesor de la enseñanza pública o privada, que le hayan tocado el sueldo por no escribir correctamente, todo lo más, su inmediato superior le ha llamado la atención muy amablemente, a nivel de compañero. Incluso en los Boletines Oficiales, hay errores gramaticales de cierto calibre, que dan fe de erratas si lo solicitas, y que solamente Evaristo Acevedo en la Codorniz, se dedicó a cazarlos y encerrarlos en su famosa y satírica “Cárcel de papel”.

Moraleja: El que tenga la capacidad para entender que entienda, y el que no, que siga con su zascandilería, que por esto ni encierran ni condenan a nadie ni a ninguno.

Y digo y expreso por escrito todo esto, porque trato de ser sincero conmigo mismo y no prestarme al juego de que los demás puedan seguir engañados. Que conste que ni ahora ni nunca he hablado “para Catedráticos”, aunque algunos así lo hayan interpretado, quizá con la mala enjundia de desprestigiarme, lo cual me honra. Soy consciente del por qué formo parte de “la Comisión”, para tratar de enderezar entuertos cual Quijote que cabalga de nuevo, no por Albacete ni otros lugares de Castilla la Mancha (Campo de Calatrava) sino por la Palestina “Marciana” donde al que se suele meter a redentor de causas impopulares, y de antemano perdidas, terminará crucificado por los “jodíos” y demás hipócritas y fariseos de Poncio “el pelotas”, que actuando desde las sombras, disfrazados de hombres buenos, tratan de soliviantar a las multitudes para lograr que sus presuntos y oscuros marrones les caigan a los más inocentes.

Nota: Según los apuntes tomados por José Tenza Lajara “Pepe CD”, de los libros de actas del Ayuntamiento, la adopción del escudo de las armas reales, no es “de toda la vida” sino que en ello pudo tener algo que ver el nombramiento como “hijos adoptivos predilectos de Abanilla” a los hermanos Joaquín e Isidoro de la Cierva, diputados a Cortes por el Partido Ciervista monárquico de Murcia, e ídem de ídem al General Primo de Rivera, padre del fundador de la Falange.

E. Marco

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