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EL CENTENARIO DE LA APARICIÓN DE LA SANTÍSIMA CRUZ


NOTA PREVIA: Este artículo es una aclaración del artículo que se publicó en el programa de fiestas de Mahoya de 2014

Por el diario La Verdad del 4 de mayo de 1922, sabemos que en las fiestas de dicho año se celebró el “Centenario de la Aparición de la Santísima Cruz”. Este tema ya tratamos de esclarecerlo a nivel histórico en el escrito que se ha publicado en el libro de «Los Santos Patronos», de acceso por Internet. Pero a continuación trataremos de esclarecerlo a nivel de concordancia con algún hecho histórico de nivel local, comarcal o nacional, por lo que, dado que no se especificaba el ordinal de dicho «centenario», en el supuesto de que fuera el primero, nos remontamos a 1822.

¿Qué pudo suceder en 1822?: A nivel nacional tuvo lugar la derrota y casi el final de la Guerra de Independencia, tras la invasión de los franceses napoleónicos; pero a nivel comarcal y local, está documentado que por los pueblos donde pasaban las tropas franchuteras, descontroladas por sus mandos, permitían a sus soldados y a algunos jefecillos enriquecer sus mochilas con objetos de valor de los ricos, iglesias, catedrales y conventos, incluso museos, como botín de guerra. Pero para evitar dicho proceder, las tropas nacionales e incluso algunos bandoleros, a todo francés al que apresaban lo registraban y le quitaban hasta los calzoncillos… encontrándoles hasta cálices de oro reducidos a chatarra para que ocupasen poco espacio y venderlos a sus joyeros. Dicen que Jaime el Barbudo también cogió a algunos «franchutes» entre Orihuela y Abanilla.

Cuando llegó a Murcia el aviso de que las tropas francesas iban a hacer una escapada no prevista, para darse una vuelta por la Región Murciana, sin que le diera tiempo a nuestras defensas de prepararse para tal desmadre, ya sabemos por la Historia lo que pasó, que llegaron de la noche a la mañana y pusieron el cuartel general en el Obispado, en Murcia, echaron de las mejores viviendas de Murcia capital a sus gentes, para meterse ellos, pues transportaban muy pocas tiendas de campaña para ir más ligeros, etc. Fue para evitar este tipo de expolios de botín de guerra, que se organizó un despliegue de gente (posiblemente requeridos por las autoridades religiosas y locales), a fin de hacer una recogida de los objetos de valor religioso en todas las parroquias, de norte a sur, con destino a Cartagena, para enviar dichos objetos en un buque de guerra que los llevara al castillo de Ibiza, donde serían custodiados. Pero todo esto se hizo deprisa y corriendo, con total confianza en los transportistas encargados de la misión, los cuales tomaban nota de su procedencia y señalaban los objetos, para en caso de conseguir vencer en dicha contienda, que les fueran devueltos a cada parroquia. Algunos párrocos se negaron a entregarlas y ellos decían que las guardarían escondidas convenientemente.

Realmente se sabe que este proceder de protección se llevó a efecto, con un pésimo control y etiquetación, por lo que en 1922 se trató de devolver cada objeto a su procedencia, no encontrando cada parroquia lo que dijo haber entregado, por lo que tuvieron que ir a tratar de identificar lo que quedaba sin etiquetar; a pesar de que alguno… se llevó lo que más le gustó o tenía más valor que lo que entregó. En nuestro caso, lo de Abanilla fue correcta su localización y devolución, por lo que «LA STMA. CRUZ volvió a Abanilla, por lo que era procedente celebrar el centenario de «LA APARICIÓN», pero dicha «aparición» es evidente e históricamente coherente, que se debe interpretar en el sentido de «la aparición» de algo que se entendía como el haberlo encontrado, que NO como una aparición espectral de estilo religioso para aumentar la religiosidad y la fe de los creyentes.

Es bastante probable que, de este acontecimiento de la recogida y la devolución a cada lugar de estos objetos, todavía exista alguna documentación que lo respalde en algún archivo de las entidades existentes en aquellos tiempos, excepto las que con posterioridad fueron víctima de incendios e inundaciones provocadas o fortuitas. Mientras no se localicen, es de suponer que se puedan encontrar referencias en el Archivo Municipal, en el Archivo General de la Región de Murcia, en el Archivo del Obispado de Cartagena o al que perteneciera Ibiza, e incluso en el del Ejército. Es muy difícil investigar en archivos poco catalogados, sin tener una referencia previa y fiable.

Eugenio Marco Tristán, cronista oficioso de Favanella

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Sobre la suspensión de las fiestas: Como si el año 2020 no existiera


En el día de hoy se han suspendido las fiestas patronales. Posiblemente a estas alturas ya mucha gente se haya enterado a través de las redes sociales de las distintas entidades que las organizan, como lo es el Ayuntamiento, la Federación de Moros y Cristianos, y la Hermandad de la Stma. Cruz. Y para quien aún no lo sepa ni entienda el porqué, puede verlo en los enlaces.
Como casi siempre que empiezo a escribir algo, sólo iba a compartir un enlace en mi muro del Facebook y poner unas pocas palabras, pero luego he visto que esto se me extendía más y más, sí, ya lo sé, porque el día que enseñaban a resumir en la escuela, yo no fui. Y entonces he pensado que quizá debido a lo trascendente de la cuestión, y por lo mucho que conlleva, quizá sería mejor compartir esta reflexión de una forma algo más pública, por si de alguna forma le podía servir a alguien como consuelo, o como curiosidad.
Yo, tras varios años ya en estos menesteres festeros, con sus pros y con sus contras, puedo decir, y digo, que es cierto que organizar unas fiestas lleva mucho tiempo y esfuerzo. Son muchas reuniones, incluso a deshoras (cuando se puede), muchos viajes, muchas conversaciones y muchos mensajes hablando con los compañeros de la directiva, los colaboradores, y también con los presidentes y representantes de las asociaciones que llaman para preguntar por diversas cuestiones y pormenores, a los que hay que atender y responder. Pero esto es así como con todo en la vida, cuando quieres que algo salga bien. Y ya se sabe que palos con gusto no duelen.
Sin embargo, organizar la suspensión de las fiestas, debido al puñetero coronavirus que nos tiene a todos encerrados en casa, ha supuesto otro tipo de esfuerzo, un esfuerzo muy diferente, no físico sino más bien mental, pues era como verte abocado a hacer algo que sabes que va a acabar con todo lo que tenías previsto y que aún ni existe ni ha visto la luz. Y sabes que se va quedar ahí un agujero en la historia de las fiestas, y no va a haber programa, ni nada que se le parezca,  y que dentro de muchos años, todos nos acordaremos que en 2020 no hubo fiestas, por un virus que nos ha traído la globalización y la irresponsabilidad de mucha gente. Pero ahora lo único que sabes es que sin tener culpa nosotros ni merecerlo, todo lo que has hecho, ya no sirve para nada, porque ya no procede. Y en esa irrealidad, en esos momentos, no lo quieres hacer, no quieres dar ese paso, pero por alguna extraña razón que no terminas de entender, hay algún tipo de fuerza fáctica que te obliga y te ves obligado a ello, y lo haces con resignación, por responsabilidad, a sabiendas que por desgracia, todo eso que estaba pensado, se va a quedar en el tintero, y también a sabiendas de las muchas ilusiones que vas a romper a mucha gente. Por no hablar de las consecuencias económicas que tiene para bastantes personas.
Habrá quien no lo entienda, seguro que sí, muchos niños sobre todo, y quien no lo entienda dirá cualquier cosa, como que se podría haber pasado a otras fechas, como están proponiendo en otras localidades con sus fiestas. Pero no, aquí no se puede, porque en nuestras fiestas «cada día tiene su afán», cada día tiene su sentido y su razón de ser, y por eso nunca sería lo mismo para nadie hacerlas en otras fechas, como seguro que para las reinas no sería lo mismo entrar en la plaza en medio de julio, o quizá en septiembre, ni ir con las fuerzas de los bandos a medio gas, porque no todo el mundo ha podido estar en esos días. Dirán que eso es así quizá porque los que mandan tienen poca imaginación. Quizá también porque eso es a lo que nos hemos acostumbrado, también puede ser, pues en Jumilla sus fiestas son en agosto, y en Murcia en septiembre. Pero lo cierto es que nuestras fiestas son en honor de la Stma. Cruz, y la romería se celebra el 3 de mayo, porque es el día de la Invención de la Cruz, y esto es así desde hace ya muchos siglos, y no lo vamos a cambiar ahora. Por eso podremos «inventar» hacer cualquier otra cosa diferente otros días, pero no podemos ni debemos hacer un traslado tal cual, pues estamos «atados» a unas fechas muy significativas y simbólicas.
Por eso lo cierto es que hay que ser muy valiente para ser directivo y tomar una decisión así. Porque habrá quien lo piense, pero hacer esto no es cobardía, al contrario, hay que tener mucha valentía para anteponer la preocupación por la salud de todos, y dejar de lado algo muy secundario como son las fiestas, por mucho que nos gusten a todos, que con mucha mala suerte, han coincidido con este problema pandémico mundial y vienen en estas próximas fechas, lo cual sin duda, ya ha impedido preparar todos los prolegómenos que siempre hay que hacer antes de empezar, como el avituallamiento de los cuartelillos, la subasta de la Hermandad, reuniones de las asociaciones, etc… Y posiblemente sería algo muy irresponsable continuar adelante tal y como está la situación actual. Y no porque la gente de Abanilla tenga el virus, sino por toda la gente que en su día pudiera ir a verlas, y si para dichas fechas estuviéramos bajando la curva, quizá lo podría tener, y sin saberlo, aún lo podría expandir. Pero la mala suerte es así y lo cierto es que todo esto no lo sabemos, esa es la verdad, ya que estamos inmersos en una gran incertidumbre, y por eso hemos intentado estirar los días lo máximo posible para tomar una decisión, que finalmente hemos tenido que tomar. Porque los proveedores aprietan, quieren tener respuestas, y los grupos también, y hay que decidir y resolver. Pero para saber todo eso, hay que estar ahí dentro y verlo día a día. Así que creedme que más lo sentimos nosotros.
Volveremos el próximo año, sin duda, y se hará todo lo que se iba a hacer en estas fiestas. Estamos seguros que volveremos con más fuerza. Ahora, ánimos a todos, y a coger fuerzas para el medio año festero en octubre. Y por favor, haced caso a las autoridades y no hagáis tonterías: Quedaos en casa.

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