En el día de hoy se han suspendido las fiestas patronales. Posiblemente a estas alturas ya mucha gente se haya enterado a través de las redes sociales de las distintas entidades que las organizan, como lo es el Ayuntamiento, la Federación de Moros y Cristianos, y la Hermandad de la Stma. Cruz. Y para quien aún no lo sepa ni entienda el porqué, puede verlo en los enlaces.
Como casi siempre que empiezo a escribir algo, sólo iba a compartir un enlace en mi muro del Facebook y poner unas pocas palabras, pero luego he visto que esto se me extendía más y más, sí, ya lo sé, porque el día que enseñaban a resumir en la escuela, yo no fui. Y entonces he pensado que quizá debido a lo trascendente de la cuestión, y por lo mucho que conlleva, quizá sería mejor compartir esta reflexión de una forma algo más pública, por si de alguna forma le podía servir a alguien como consuelo, o como curiosidad.
Yo, tras varios años ya en estos menesteres festeros, con sus pros y con sus contras, puedo decir, y digo, que es cierto que organizar unas fiestas lleva mucho tiempo y esfuerzo. Son muchas reuniones, incluso a deshoras (cuando se puede), muchos viajes, muchas conversaciones y muchos mensajes hablando con los compañeros de la directiva, los colaboradores, y también con los presidentes y representantes de las asociaciones que llaman para preguntar por diversas cuestiones y pormenores, a los que hay que atender y responder. Pero esto es así como con todo en la vida, cuando quieres que algo salga bien. Y ya se sabe que palos con gusto no duelen.
Sin embargo, organizar la suspensión de las fiestas, debido al puñetero coronavirus que nos tiene a todos encerrados en casa, ha supuesto otro tipo de esfuerzo, un esfuerzo muy diferente, no físico sino más bien mental, pues era como verte abocado a hacer algo que sabes que va a acabar con todo lo que tenías previsto y que aún ni existe ni ha visto la luz. Y sabes que se va quedar ahí un agujero en la historia de las fiestas, y no va a haber programa, ni nada que se le parezca, y que dentro de muchos años, todos nos acordaremos que en 2020 no hubo fiestas, por un virus que nos ha traído la globalización y la irresponsabilidad de mucha gente. Pero ahora lo único que sabes es que sin tener culpa nosotros ni merecerlo, todo lo que has hecho, ya no sirve para nada, porque ya no procede. Y en esa irrealidad, en esos momentos, no lo quieres hacer, no quieres dar ese paso, pero por alguna extraña razón que no terminas de entender, hay algún tipo de fuerza fáctica que te obliga y te ves obligado a ello, y lo haces con resignación, por responsabilidad, a sabiendas que por desgracia, todo eso que estaba pensado, se va a quedar en el tintero, y también a sabiendas de las muchas ilusiones que vas a romper a mucha gente. Por no hablar de las consecuencias económicas que tiene para bastantes personas.

Habrá quien no lo entienda, seguro que sí, muchos niños sobre todo, y quien no lo entienda dirá cualquier cosa, como que se podría haber pasado a otras fechas, como están proponiendo en otras localidades con sus fiestas. Pero no, aquí no se puede, porque en nuestras fiestas «cada día tiene su afán», cada día tiene su sentido y su razón de ser, y por eso nunca sería lo mismo para nadie hacerlas en otras fechas, como seguro que para las reinas no sería lo mismo entrar en la plaza en medio de julio, o quizá en septiembre, ni ir con las fuerzas de los bandos a medio gas, porque no todo el mundo ha podido estar en esos días. Dirán que eso es así quizá porque los que mandan tienen poca imaginación. Quizá también porque eso es a lo que nos hemos acostumbrado, también puede ser, pues en Jumilla sus fiestas son en agosto, y en Murcia en septiembre. Pero lo cierto es que nuestras fiestas son en honor de la Stma. Cruz, y la romería se celebra el 3 de mayo, porque es el día de la Invención de la Cruz, y esto es así desde hace ya muchos siglos, y no lo vamos a cambiar ahora. Por eso podremos «inventar» hacer cualquier otra cosa diferente otros días, pero no podemos ni debemos hacer un traslado tal cual, pues estamos «atados» a unas fechas muy significativas y simbólicas.
Por eso lo cierto es que hay que ser muy valiente para ser directivo y tomar una decisión así. Porque habrá quien lo piense, pero hacer esto no es cobardía, al contrario, hay que tener mucha valentía para anteponer la preocupación por la salud de todos, y dejar de lado algo muy secundario como son las fiestas, por mucho que nos gusten a todos, que con mucha mala suerte, han coincidido con este problema pandémico mundial y vienen en estas próximas fechas, lo cual sin duda, ya ha impedido preparar todos los prolegómenos que siempre hay que hacer antes de empezar, como el avituallamiento de los cuartelillos, la subasta de la Hermandad, reuniones de las asociaciones, etc… Y posiblemente sería algo muy irresponsable continuar adelante tal y como está la situación actual. Y no porque la gente de Abanilla tenga el virus, sino por toda la gente que en su día pudiera ir a verlas, y si para dichas fechas estuviéramos bajando la curva, quizá lo podría tener, y sin saberlo, aún lo podría expandir. Pero la mala suerte es así y lo cierto es que todo esto no lo sabemos, esa es la verdad, ya que estamos inmersos en una gran incertidumbre, y por eso hemos intentado estirar los días lo máximo posible para tomar una decisión, que finalmente hemos tenido que tomar. Porque los proveedores aprietan, quieren tener respuestas, y los grupos también, y hay que decidir y resolver. Pero para saber todo eso, hay que estar ahí dentro y verlo día a día. Así que creedme que más lo sentimos nosotros.
Volveremos el próximo año, sin duda, y se hará todo lo que se iba a hacer en estas fiestas. Estamos seguros que volveremos con más fuerza. Ahora, ánimos a todos, y a coger fuerzas para el medio año festero en octubre. Y por favor, haced caso a las autoridades y no hagáis tonterías: Quedaos en casa.
Personalmente te felicito por lo breve de este tu escrito, en comparación con los rollos «manoleos» a que nos tienes acostumbrados cuando estás en activo, por lo que estando ahora a medio gas esto no era de esperar.
En las décadas de 1950-1960, los zagalicos y las zagalicas solíamos decir: «Esto es más difícil que meter un alpargate en una jaula y esperar a que cante».
No obstante, yo como cronista oficioso de Favanilla, puedo decir, y digo (y esto del puedo decir, y digo, no te lo puedo prohibir que lo digas ni cobrarte derechos de autor, porque no tengo registrado el «copyright» ni es de mi exclusiva invención, sino del conocido político español -que no del «Español»- que jugando de extremo derecho se paso al Centro… Democrático sin provocar ningún cataclismo cruento), que no es la primera vez que de forma documentada se sepa de que no se hayan celebrado las tradicionales fiestas de la Santa Cruz de Mayo, como así se les denominaba al menos desde 1770, pues desde los últimos cien años por circunstancias extraordinarias de fuerza mayor, estado de excepción, estado de alarma, estado de guerra o cualquier otra denominación oficial contemplada en la actual Constitución y constituciones anteriores, decretos dictatoriales duros o blandos, proclamas militares, etc., aunque en esta ocasión la consecuencia haya sido de índole sanitaria a nivel global, cuasi mundial.
Basta recordar que en 1937 y 1938 no se celebraron las tradicionales fiestas de la Santa Cruz ni de mayo ni de septiembre en esta villa, debido a la situación «extraordinaria» que se vivió en España, como consecuencia de la incivil guerra fratricida de la que la que ya existe una muy completa y variada literatura por parte de escritores e historiadores con distinto color del cristal de las gafas conque se mira y escribe el pasado más reciente (véase lo de la peseta de 1937, en mi artículo de «Las mutaciones heráldicas…»).
Aquí dejo mi comentario, por no seguir garbillando aguas pasadas que no mueven molinos como el del Chícamo y otros muchos más, triturando granos que por «agusanaos» que están pueden sus harinas resultar indigestas, tanto para los unos como para los otros o para los de más allá, sin excluir a los que están en el séptimo cielo o en el Más Allá. E. Marco