MENSAJE DE NUESTRO CURA-PÁRROCO, DON ÁNGEL SOLER EN ESTE 3 DE MAYO DE 2020.
Cuando hablamos de Abanilla, viene a nuestra cabeza la palabra Cruz. Santa Cruz donde nuestro Señor Jesucristo llevó a cabo su entrega por la Humanidad.
En su pasión, en el camino hacia el Calvario, nuestro Salvador soportó toda clase de torturas y padecimientos con la única intención de hacer la Santa Voluntad del Padre.
Él reposó su hermoso cuerpo y derramó su preciosísima sangre sobre el leño que en Abanilla adoramos.
En estas atípicas circunstancias, en el corazón de los devotos surgen los sentimientos de desesperanza y frustración. Pues bien, nada podrá, a los amantes de la Cruz, apartarnos de ella, ahora más que nunca, en tiempos desesperanzados y oscuros, Abanilla, Caravaca y Ulea, tienen la oportunidad de rendir culto y unirse con el sufrimiento de las víctimas de esta pandemia, al sufrimiento de nuestro Señor Jesucristo en la Cruz.
En estos momentos, debemos de remontarnos al significado más puro de lo que significa la Cruz, la entrega, el sufrimiento por una causa mayor, con una intención sobrenatural, la de resucitar y volver a la vida dejando de lado las garras de la muerte y del pecado.
La Cruz Gloriosa de nuestro Señor, es signo de la gloria del triunfo de Jesús resucitado, es muestra del infinito Amor que rindió el hijo de Dios a toda la Humanidad, al entregarse por nosotros, con la única intención de enseñarnos a amar.
Mayo, mes de primavera y lleno de la gracia y bendición de la madre naturaleza, que se prepara y viste con las mejores flores y paisajes, para honrar a la Santa Cruz, donde Jesús convirtió en vida la muerte, lleno de luz, la tiniebla.
El sol radiante ilumina y derraman sobre la Cruz de la Victoria, los rayos de la gracia y de la gloria de Dios omnipotente y Salvador.
Junto a los adornos del mes de mayo, se unen a rendir gloria los hijos de un devoto pueblo, Abanilla, a la salida de su templo disparos de arcabuces, anunciando al cielo que la patrona de nuestro pueblo, sale gloriosa. Sus amados hijos al alba mañanera, despiertan anhelantes para venerar a la Cruz, su gloriosa bandera.
Capitanes y pajes la preceden, a ritmo de arcabuz, pasodobles y vivas.
Al llegar a Mahoya, recuerdan el hallazgo, todos sus hijos enfocan sus miradas hacia el balcón de la ermita, gran disparo de arcabuces y rodaje de bandera.
Los niños de este pueblo con ilusión y alegría de la cinta de la granada tiran, y sacan en forma de palomas la gracia de la Santísima Trinidad.
La Santa Cruz exaltada ante todos los abanilleros, colocada con fervor, agua derrama, para bendecir con su esencia el agua de la acequia, rociando así a todos sus hijos, bendiciendo y colmando sus vidas con el agua de la Vida.
Cristo, nuestro Salvador, tú que concediste la gracia al pueblo murciano de inspirar nuestra Fe con tu madero santo, haz que en estos inciertos momentos toda la Región se plantee el sentido De la Cruz.
Santa Cruz, consuelo en el dolor, apoyo en el fracaso, gloria del pueblo de Abanilla, bandera del cristiano e insignia preciosa de este pueblo, de las luchas entre Moros y Cristianos de Abanilla.
Danos fortaleza para que el no poder celebrar nuestras más sinceras devociones, no sea para nosotros un fracaso sino una oportunidad más para gritar con Fe una vez más,
¡¡¡ Viva la Santa Cruz!!!
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