A continuación, reproducimos el texto del pregón de fiestas de Mahoya, realizado por D. Antonio Martínez Ramírez, así como el vídeo de su lectura y diversas imágenes del acto del pregón y coronación de las reinas de las fiestas de este año 2018.
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“Nacer, crecer, amar, soñar, vivir y volar
para poder alzar siempre un último vuelo
a este pequeño paraíso llamado Mahoya”
Señor Alcalde de Abanilla, Alcaldesa pedánea de Mahoya, Concejal de festejos y demás miembros de la Corporación Municipal, Presidente de la Hermandad de la Santa Cruz, Director espiritual de la Hermandad, Comisión de fiestas, Reinas de las fiestas, familiares, amigos y vecinos y vecinas y cuantos habéis hecho el esfuerzo esta noche por compartir con nosotros este momento…! Buenas noches a todos-as ¡
Gracias Mavi y Ángel por vuestra magnifica y original presentación. Sabéis que para mí es un orgullo estar esta noche aquí, algo que además me honra y me emociona porque prácticamente desde que nací he estado vinculado a la fiesta cada año y la he visto crecer y evolucionar. Una fiesta que formó parte de la película de mi vida, de vuestra vida.
Aunque suene a típico tópico, salí de Mahoya, pero Mahoya nunca salió de mí. Y aquí estoy, y no he venido para que me vean y me aplaudan, estoy aquí de corazón para compartir con vosotros la fiesta y el amor a nuestra Patrona la Santísima Cruz.
Decía mi amigo Ángel Esteve, desde este mismo lugar, que “hablar de Mahoya y su fiesta es fácil, sobre todo para quien está enamorado de esta tierra”, y yo añado: “…y sobre todo si uno ha nacido y se ha criado aquí”.
No existen palabras para describir lo que es Mahoya, y más en Fiestas, pero, voy a intentarlo. Mi objetivo es que el pregón sea un homenaje a nuestro pasado festero y a la realidad de la fiesta cambiante de hoy, en esta nuestra tierra, una tierra seca que siempre ha dado frutos de ilusiones labrados con el arado de la esperanza.
El sentido común, que no la Comisión de fiestas, me dice que debo ser breve. Pero esto, amigos, no es cuestión de minutos sino de sentires. Esta noche os traigo recuerdos, ideas, reflexiones en este desorden ordenado de sentimientos, para unir mi corazón al vuestro.
Y aquí estoy, con tanta ilusión como respeto para dar el pistoletazo de salida al inicio de nuestras fiestas.
Dentro de unos días nuestras bocas se llenarán de piropos y de vivas. Iremos, como en mayo, a su encuentro. Sí, hacia la Santa Cruz, amor de los amores. Esto parece siempre lo mismo, pero no es así, pues cada año venimos con nuevas ilusiones, con nuevas peticiones, con nuevas esperanzas, con el corazón dispuesto a todo, porque nuestra fiesta mayor, la fiesta de todos, es la fiesta de la Santa Cruz.
¡Que paren el tiempo!
¡Está pasando la Santa Cruz!
Que paren un momento
que la mire y me embelese
y me emborrache de su luz.
¡Que paren el tiempo!
que me dé tiempo a verla
y sentir que me envuelve.
Que me dé tiempo a rezarle
como si ya no tuviera tiempo.
¡Que paren el tiempo!
Que me dé tiempo a acordarme
de aquellos que la tuvieron delante
y ahora ya no la pueden ver.
¡Un golpe de timbre! ¡Ya la levantan!
¡Ya se va! ¡Ahí está!
Sí, lleváosla para que siga bendiciendo
a quienes se encuentren con Ella.
Y yo me quedaré esperando paciente un año más.
Esperando como el niño que siempre vuelve
a los brazos abiertos de su madre.
¡Está pasando la Santa Cruz!
¡Que paren el tiempo!
Este verano me encontré con un amigo de la infancia que me decía:
-¡Acho, Antonio! que me han dicho que este año vas a hacer tú el pregón de las fiestas. Pues mira que lo tienes fácil, pues yo recuerdo que llevas muchos años escribiendo sobre la fiesta. Aquellos artículos que decían: “Septiembre, tiempo de recordar”, “Los septiembres de los años 60 y 70”, “Crónicas huertanas” o “Septiembre invita a visitar Mahoya”…y nos hablabas de aquellas viejas casetas y barracas, hechas con cañizos, marguales y cañas, en las que se vendía de todo, el puestecico de Paca La Mascona o el de María Lajara o de Trifón arreglando el Llano de Mahoya con su tractor, aquellos años de vendimia francesa en los que nos quedábamos casi solos en la fiesta….si todo esto lo juntas, pues ¡ya está! ya tienes hecho el pregón.
-¡No!- le dije. Mi gente no merece que yo le haga eso. Prefiero volver hoy a los callejones de mi memoria, a desenrollar el ovillo de los recuerdos, mis recuerdos, que también son los vuestros. Además recordar es una palabra preciosa que viene de recordari (re- de nuevo, cordis-corazón), por tanto, recordar es volver a pasar de nuevo las cosas por el corazón.
Esta fiesta de la Huerta tiene bonitos recuerdos pero también tiene hoy un bonito presente con actividades para todas las edades.
-¡Oye! ( me seguía diciendo mi amigo) ¡Acho! que a ver si dices tú bien aquello de las peretas y los albaricoques de Damasco que un pregonero lo confundió y dijo que estas frutas eran de otras pedanías.
-¡Bueno!- le dije, eso es lógico que ocurra cuando el que habla, escribe o pregona, no conoce bien a Abanilla o no ha visto el entorno mágico y atractivo de sus pedanías. Pero estate tranquilo pues en este sentido Mahoya no necesita ninguna publicidad para sus cultivos de la huerta ni para promocionar su gastronomía, porque ésta Huerta, como decía mi buen amigo Saura Mira: “es un oasis de paz con sabor a aceite y vino. Tierra de palmeras, río Chícamo y devoción por la Santa Cruz”.
Además ya lo han cantado otros poetas en nuestra lengua panocha, cuando decían aquello de nuestros datilicos de oro, habicas tiernas, riquísimos abercoques y finas peretas (protagonistas de la letra de la Malagueña de Abanilla, junto al Corazón de Jesús y las fiestas de la Cruz).
-Mahoya, le dije a mi insistente amigo, siempre ha sabido disfrazar sus problemas y sus sueños de fiesta, de música y de buena gastronomía, que junto a la hospitalidad y amabilidad de su gente, hace que visitar la Huerta se pueda convertir en uno de los mejores momentos de la vida.
Y aquí tenemos, esta noche, la muestra. Somos originales hasta en esta combinación difícil de saborear unos caracoles, unos michirones, el embutido casero y las costillicas mientras tiene lugar el pregón.
¡Algo único queridos paisanos!.
En ningún sitio de este país se come mientras se escucha un pregón. Y está claro: el que quiere escuchar, escucha y el que quiere comer, que coma…!genial¡. Una buena cena, en fiestas, nos influye física y mentalmente; predispone el corazón para el amor y para el baile, y con suerte,….hasta para escuchar el pregón.
Como dirían algunos de nuestros visitantes que buscan el sol: Full belly happy heart, y los que han estado en Francia dirían: Ventre plein, coeur heureux….vamos, en murcianico: ¡A barriga llena, corazón contento!.
-¡Oye, Antonio! que no se te olvide decir también que….
-Vale, vale…para. Que no soy un pregonero foráneo, que no me voy a olvidar de nada hombre. Creo que se te ha olvidado-le dije, que a mí me parió una huertana auténtica y trabajadora, y que me crió en el Alto de los Ramírez. Crecí en el molino, un molino que molturó el galope de mi vida en medio del corazón verde de la huerta; cieca arriba, cieca abajo, adentrándome en el tiempo del agua. Juegos eternos entre la ermita y los dos bares, los brazos siempre abiertos de la inolvidable Lola (inolvidable, porque ahora que ya no está con nosotros, todavía seguimos diciendo de forma instintiva “voy a ca Lola”) ¡qué mujer más generosa¡…aunque hoy esa generosidad y amabilidad en el trato lo ejercen a la perfección sus nueras Marisol y Eduarda; y por otro lado, más arriba, la tranquilidad y maestría al hablar de José Miguel cuando nos atendía en su tienda-bar, cuando era La Casa de las Meriendas.. ¡¡Qué gran hombre!! ¡Qué paciencia! ¡Qué buen trato!.
Incluso en la fiesta de septiembre, nuestras horas pasaban en la orilla del cauce de la acequia, arteria de vida, una acequia de paso turbio de aguas de olvido y compañera de los sueños de los huertanos. Aquellos días mediterráneos de luz, de paso lento, transcurría todo en torno a esta ermita (una de nuestras identidades), cuna de la Santa Cruz.
Pero lo que hoy somos es la suma de lo que un día fuimos. Y en este sentido nuestra fiesta ha evolucionado mucho, aunque hay varias cosas que permanecen inalterables. Hay algo original que ha perdurado en el tiempo y ha atravesado tiempos muy difíciles, me refiero al “pedir por las casas para la fiesta” por parte de los componentes de la Comisión.
Desde siempre, un grupo reducido de personas, aguerridos huertanos que se han sacrificado (y lo hacen hoy) de forma desinteresada, salen a pedir quitando tiempo a sus cosas y a sus familias y aun sabiéndose expuestos a las críticas. Y todo con la idea de que la fiesta la hacemos entre todos y la disfrutamos todos.
Sois esos que tienen hoy el honor de hacer un trabajo al servicio de sus paisanos en ese mar de regocijo, por las cosas bien hechas, navegáis complacidos, sin esperar aplausos ni afectos. Una reconocida y reconocible satisfacción en una pedanía, la nuestra, alejada de ruidos y disputas, ensimismada en lo suyo, engrandeciéndose a sí misma con el esfuerzo silencioso de vuestro pequeño grupo.
No perdáis nunca ese espíritu de Comisión ya que es una forma de no perder nuestros orígenes y el poder sentirse orgullosos del trabajo en favor de otros. No podemos defraudar a nuestros mayores que con tanto sacrificio y entrega supieron, en tiempos mucho más difíciles, recoger también el testigo para trasladárnoslo a nosotros.
Estas personas hoy, analizan, organizan, discuten, proyectan y piden para dignificar la fiesta. Y se ha dado el caso de generaciones de la misma familia que han salido a pedir a sus vecinos. Comisiones de fiestas que han visto pasar los años, aquí, en este Llano de Mahoya, hoy explanada o plaza. Han pasado muchos años desde aquellas cucañas en ollas de barro, trepar por el palo enjabonado para conseguir un conejo o un gallo, aquellas carreras de cintas de los años 60, las siempre discutidas partidas de Caliche, o de petanca después, o partidas de Chinchón en los últimos años, o el lanzamiento masivo de carretillas (de fuegos artificiales) en el que mezclábamos enfados (sobre todo si te quemaban) y diversión.
Evolución de una fiesta que llegó durante varios años a estar estancada hasta que surgió aquella Asociación CECUDBIS (en 1977), impulsada por un huertano inolvidable: Juan J. Vicente Riquelme (Juan el de Comino) que en plena efervescencia democrática despidió lo añejo y dio paso a lo nuevo. Corrían los años 80 y se formó hasta un Consejo de Pedanías (en 1983) siendo el alcalde José Luis Cutillas Rivera, pero un poco antes, en 1979, un grupo de huertanos-as impulsaron (entre otras cosas) las fiestas de septiembre. Junto al buen hacer de veteranos como Jesús Vives Ramón, Juan José Perea, Alfonso Lajara o Antonio Rocamora “El Patio” entre otros. Poco después surgió una Comisión de Fiestas de gente joven entre los que estaban José Ramírez Vives, Nicolás Riquelme, Milagros Martínez, Teodoro Ruiz Tortosa, Antonio Sebastián, Francisco Medina (nuestro amigo el jumillano), Pedro Ramírez Marco o Paco Martínez Lajara, etc…y posteriormente uno de los pedáneos más duraderos que ha tenido Mahoya, José Antonio Perea (Pepe el de Julia) ¡cuántas horas dedicadas por este hombre a su pedanía y a sus fiestas¡. Después le seguiría en su labor Jesús Vives Sebastián pedáneo de 2009 al 2014, intentando cada año, con pocos recursos, hacer la fiesta más grande, igual que la actual alcaldesa pedánea Asunción Vives, que en tiempos difíciles está consiguiendo, en estos últimos cuatro años, poner el nivel y la calidad de fiesta en un listón muy alto.
¡Gracias, muchas gracias a todos ellos!.
La música es parte inseparable de la fiesta, así de aquellos bailes de acordeón y actuaciones de grupos como Juanita y sus Chingolos de Pinoso, Los Cherry de Monóvar, los Kinders o los Teides,…dieron paso en los 80 a grupos como Binguis, Jubar´s o Casablanca y que han derivado en las grandes orquestas de hoy. También en los últimos años se han impulsado las fiestas con actuaciones de famosos como Los Mismos, Bigote Arrocet, Década prodigiosa, Karina, Mª Jesús y su acordeón, Los Diablos, Micky , Alazán el pasado año o la próxima semana el arte del murciano Salva Ortega.
Nunca olvidaremos aquellos septiembres en los que tenían lugar actuaciones de nuestro Grupo (hoy Asociación) de Coros y Danzas “Santísima Cruz de Abanilla”, porque si la Santa Cruz es la esencia de nuestra identidad también lo es la tradición musical. No nos olvidemos nunca, como abanilleros y huertanos, de nuestros Coros y danzas, porque ellos, son la esencia del sentir de un pueblo.
La fiesta ha evolucionado y ha cambiado mucho. Nuevos aires que dieron la cara e impulsaron esta fiesta septembrina. Así desde 1989 se procesiona la Santa Cruz por las calles y caminos de Mahoya. A finales de los 90 empiezan los Desfiles de Carrozas huertanas (un particular Bando de la Huerta) con su derroche de alegría, comida y bebida. Así en el año 2000 había ya seis grupos debidamente consolidados y organizados. En el año 2001 siete grupos. Grupos que ya han cambiado en los últimos años con bajas y con nuevas incorporaciones.
El programa o libro de la fiesta, cuyo primer ejemplar data de 1984, adquiere un formato más grande y las actividades que recoge son de lo más variado, y así, surgen Carreras populares ( con atletas profesionales), corridas de toros, torneos de fútbol, incluso un torneo de fútbol-playa (¡sí!, ¡fútbol-playa en Mahoya! ), también la Disco-móvil con espuma, concentración de coches de época, etc…
En 2004 tiene lugar la primera Coronación de las Reinas de las fiestas y sus damas, Reina Infantil y sus pajes. Recuperación de una antigua tradición que viene a representar la oportunidad de exponer cada año la belleza, la juventud y la simpatía de mujeres y niñas de nuestra pedanía y de nuestro pueblo.
En este mismo año 2004 hacen, por primera vez, acto de presencia en el día grande de la Fiesta, los capitanes de la fiesta de mayo.
Son las fiestas de la Cruz, pero también son las fiestas de la vida, de la amistad y de la belleza.
En el 2008, después de unos años de labor impagable por parte de Mavi con sus pequeños y modestos pregones, hechos siempre con el corazón, para ser pórtico de la Coronación, se consolida la figura del pregonero de las fiestas.
En 2014 se realiza un gran acontecimiento: la escenificación de la leyenda de la aparición de la Santa Cruz, el baño de la Cruz en la acequia mayor con motivo del 450 Aniversario de la Hermandad y 75 aniversario de la llegada del Lignum crucis.
También en ese mismo año, en la fiesta de septiembre, tiene lugar la conmemoración y recreación de la batalla de moros y cristianos en Santa Ana, portando después las imágenes de San Joaquín y Santa Ana desde su ermita a la de Mahoya.
Pero este pregonero no ha venido solo a contar lo que ya es obvio y todos conocen o recuerdan, sino que ha venido, como aquel escritor que decía “que había venido a hablar de su libro”, sí, he venido a hablar de nuestro libro y nuestro libro no es otro que la Santa Cruz, un libro que es de todos y en el que todos estamos. En él buscamos y nos reconocemos, del que bebemos y con el que soñamos. Y en su lectura está el sentido de cada día. Por eso no nos perdamos en vericuetos a la hora de exponer el contenido de un pregón, no nos perdamos en arrogancias ni en protagonismos, no nos perdamos en otras historias de cuestiones sociales y políticas, porque la Santa Cruz y solo Ella es nuestra hoja de ruta, la luz de nuestra existencia.
Por eso, esta noche, este pregonero, para terminar, (termino ya porque las protagonistas de esta noche son nuestras jóvenes reinas y pajes: Mª Ascensión, Celina, Saray, Erika, Gema y María) como decía, este pregonero os pide que busquéis siempre esa Cruz, que da nombre y sentido a nuestra fiesta y a nuestras vidas, que le pidáis que nos acompañe para que la sigamos y la tomemos como brújula en el sendero de nuestro caminar diario. Y sobre todo, que nos ayude a que sepamos hacer siempre un uso racional de la fiesta que va más allá de discrepancias políticas, afán de notoriedad y de intereses particulares.
Si hay algo que une el pasado festero que tuvimos y este prometedor presente es la Santa Cruz. Por eso todos queremos ser portadores de este relicario, cargadores, anderos que escriben cada septiembre y cada mayo una leyenda grabada en el corazón.
Como en mayo, en septiembre, ni el sonido de los trabucos podrá callar esa conversación interna de nuestro corazón con nuestra Patrona, y en este sentido os recito:
Nuestra mirada siempre puesta en tu cimbreo.
Larga caminata a hombros de la ternura
¡Vamos rectos! No pesa tanto,
más le pesan a Él nuestras cosas.
El cielo recorta tu silueta,
Gólgota de plata,
con la luz de septiembre
hecha con las migajas del verano.
Sales en romería en tu fiel sendero,
luz que se hace miel,
sembrando el aire abanillero.
¡Santa Cruz¡, a pesar de tu plata
eres recuerdo de un llanto en soledad
de un jueves infinito desesperado,
de una tortura en forma de espinas,
tres clavos y un madero
porque en Ti, en Ti murió el Crucificado.
Somos conscientes, hoy más que nunca, a pesar de estos tiempos revueltos que nos ha tocado vivir, de lo que somos, de lo que tenemos y hacia dónde vamos. Y aquí termino en esta plaza o Llano que fue mi cuna y mi casa; yo ya he hablado, pero quienes tenéis que hablar cada año sois vosotros si creéis realmente en vuestra fiesta.
Me despido con estos versos que compuse el día que me enteré que iba a ser vuestro pregonero:
Me preparé con tiempo este viaje,
Cargado de ilusión y escueto equipaje,
en el que estuviese solo la palabra verdadera,
la paciencia de mi compañera,
los consejos de mi padre,
y los recuerdos de mi madre.
Porque tengo la suerte inmensa
de llevar siempre como estandarte
mi condición de cristiano
y mi orgullo de huertano.
¡Viva la Santa Cruz!
¡Viva Mahoya!
¡Viva Abanilla!