Comentarios a los actos del 14 de septiembre de 2014

Tras las experiencias piloto habidas el pasado 14-09-2014, con el fin de recuperar el tradicional acto del acompañamiento de los Santos Abuelos a la Santa Cruz y la batalla en Santa Ana, tras 67 años de asueto, así como la innovación de la teatralización “in situ” de la leyenda de la pérdida de una cruz que era como el remate del asta de una bandera, que unos soldados que acamparon junto a la “cieca” se dejaron olvidada y su posterior encuentro casual por los regaores, quiero hacer las siguientes consideraciones:

1ª.- Que en el año 1957, el 19 de marzo se acordó suprimir el que san Joaquín y santa Ana acompañaran a la santa Cruz, el 3 de mayo, como se venía haciendo “tradicionalmente”. Por ello, hace 57 años que los santos Abuelos no acompañaban a la reliquia del Lignum Crucis en que murió su nieto Jesucristo. Dicha “tradición” de acompañarlo se pierde en la memoria histórica local, aunque se ha podido constatar que, al menos, la santa Abuela lo hacía desde antes de 1936 y san Joaquín desde que llegó, en 1942.

2ª.- Que se desconoce, de momento, a santo de qué y desde cuándo, así como el porqué de este tradicional acompañamiento, aunque se intuye parcialmente, por lo que consta en algunos legajos testamentarios, que presuntamente pudiera proceder del siglo XVII al XVIII, aunque en el diccionario de Pascual Madoz (mitad del siglo XIX), no se cita a los santos Abuelos.

3ª.- Que la primitiva ermita de Mahoya pudiera haber estado a la advocación de santa Ana, o que su imagen estuviese allí durante algún tiempo.

4ª.- Que en la década de 1920, la ermita de la Abuela estuvo en estado ruinoso, incluso en otros tiempos más pretéritos, por lo que su imagen se trasladó a “La Ermita” (de san Sebastián, san Roque y san Antón) o en la de Mahoya, hasta que el cura don Antonio Sánchez González (1927-1932) promovió su restauración y la puso en servicio, retornando su titular.

5ª.- El suprimir a partir de 1957 el acompañamiento el 3 de mayo de los santos Abuelos, pudo deberse a que se desconocía el porqué, además de considerar que se estaba haciendo pesada la romería, porque por la tarde volvían a salir Los Capitanes a rodar la bandera; y en 1960 se suprimió la salida por la tarde de los Capitanes, pasando dicho acto a la mañana del día 4 de mayo. Esto consta en el acta del 19-03-1957: Haciéndose eco del comentario de paisanos y forasteros, expone la anomalía de traer el día 4 de Mayo las imágenes de San Joaquín y Santa Ana desde su Santuario a la Parroquia, para acompañar en Procesión a la Santísima Cruz, sin que exista ninguna razón para ello, ya que en su día y en dicho Santuario de Santa Ana se celebra la fiesta típica que cada año tiene mayor esplendor. Esta Procesión deslucida por falta de público, hasta el extremo de que los músicos han de cargar con los tronos, no se puede tolerar y la prohibirían las autoridades eclesiásticas y con el fin de evitar esto y tras un pequeño debate se acuerda por unanimidad dejar de traer dichas imágenes y por consiguiente centrar toda la atención del día 3 de Mayo hacia nuestra Santísima Cruz.

6ª.- De otra parte, a propuesta del actual cura, don Emilio, de teatralizar la leyenda del encuentro de la Santa Cruz por los regaores, junto a la “cieca”, con motivo de la celebración del 75 aniversario de la traída del actual Lignum Crucis, se ha visto conveniente realizarlo, porque una imagen, aunque sea en el cine o en el teatro, instruye más que las palabras. El resultado ha sido que “teatralmente” se ha cometido un anacronismo, pues se habla de que dicha pérdida u olvido de la cruz pudo suceder en la Edad Media y, sin embargo, los actores de su encuentro casual (los regaores) llevaban vestimentas de principio del siglo XX, como los cuadros que hay en la ermita de Mahoya. Pero como no se trata de una teatralización documentada históricamente, sino de una leyenda, en que tanto la fecha de su pérdida u olvido, así como la de su encuentro casual no están fidedignamente documentadas, se supone que pudo suceder así: que la perdieran en la Edad Media y se la encontraran a finales del siglo XIX o principio del XX. Por tanto, podemos seguir representándolo así, mientras no se demuestre lo contrario, aunque lo más coherente sería que los regaores que la encuentran fuesen vestidos con zaragüelles y montera, tal como está representado en el cuadro que pintó Salvador Riquelme Sánchez, actualmente colocado en el coro de la iglesia parroquial.

7ª.- Que si la Asamblea de la Hermandad acuerda continuar en lo sucesivo con estos actos, como todo es mejorable, y al éxito por la práctica, habrá que ir organizando mejor lo de las batallas en Santa Ana y Mahoya, dado que esta última no se pudo llevar a cabo por lo avanzado de la hora, lo cual se subsanaría con iniciar la procesión, que no romería, en vez de a las 9h, a las 8´30h, que el sol ya empieza su salida.

8ª.- Que tras la batalla en Mahoya y la rendición del Moro se lleve a cabo el bautizo y la conversión del mismo, primero con el texto abreviado que se empleaba en el medio año festero, hasta llegar a la comedia del “Coloquio al Santo Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, entre un Moro y un Cristiano”. Y a los personajes en vez de llamarles rey Moro e ídem Cristiano, al moro se le puede llamar capitán Moro y al cristiano, para no interferir con los capitanes de la Santa Cruz, se le asciende a coronel o a mariscal de la Reales Tropas.

9ª.- Sería muy conveniente y necesario que además de los eruditos y los observadores más perspicaces, el público en general diera su opinión y sus sugerencias al respecto, para ser estudiadas y valoradas por la comisión pertinente, antes de someter su continuidad o no a la Asamblea de la Hermandad, rogándole a las peñas huertanas, a los Moros y Cristianos de la FEDERACIÓN y a los nietos de los santos Abuelos, su continuidad en la participación en estos actos, sin la cual quedarían faltos de vistosidad y de esencia histórica tradicional. Por supuesto, que todos los que quieran participar en las batallas, deberán ir con el atuendo apropiado, que no vale el ir de cualquier manera, incluso los coordinadores, porque se desluce el acto. El público en general no podrá invadir la zona acotada para su desarrollo escénico y los fotógrafos y reporteros deberán estar autorizados y no interferirse entre ellos ni a los participantes. Por lo bien que ha salido casi todo en esta experiencia piloto, en nombre del nieto mayor de la Abuela (Juan José el Conde) y de la nieta mayor de san Joaquín (Margarita La Mocha), y en el mío propio, que soy su ayudante en la sombra, expresaros nuestro agradecimiento, por haberse cumplido uno de nuestros retos, en cartera desde hace ya bastante tiempo.

E. Marco

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