Cada vez es más evidente el que algunos individuos exudan más cinismo que lixiviados el vertedero. La inequívoca muestra de ello es la clarividencia con que se expresa la ciudadanía afecta: Las brevas de la Moncloa de Constantinopla; que aquí todo va bien porque nadie se queja; que lo importante es crear empleo; y demás perlas cultivadas de la antología del cacikato de pretéritos tiempos inquisitoriales.
La población abanillera va en caída insostenible, a pesar de los empadronamientos fantasmas y de la población fluctuante de fin de semana. Esto ya no es un camino de rosas sin espinas, sino el sendero hacia el desierto de la Palestina Marciana, en cuyos bordes crecen los cardos borriqueros y demás abrojos del ayer.
Futurabanilla ha sido una quimera de elucubraciones mentales de mucho caché, que se ha desvanecido como una visión espectral. Las mentes «emputrecidas», adobadas etílicamente o dominadas por los psicotrópicos, no son las más apropiadas para hacer progresar a los pueblos por el camino de la concordia y la economía sostenible.
Cuando los negocios espureos del pelotazo y los pelotari están al volver de cada esquina, los hombres medianamente inteligentes dan media vuelta y avanzan hacia horizontes despejados de las brumas del ayer, de los humos borrascosos, de los hedores insoportables y de los fantasmas iluminados.
Presuntamente ya lo han insinuado: «la cementera se aprobará, y si es necesario en comisión de gobierno, sin pasar por el pleno».
El Apocalipsis según San Juan cada día está mas cerca y ya se oye el trotar de los caballos. El cuarto jinete cabalga por la sierra del Cantón y el quinto está aparejando el caballo para hacerlo por Balonga. ¡Arrepentíos, hermanos, y que Dios nos pille confesaos!
El día 13 será un buen momento para el arrepentimiento. ¡Parafernalia que nunca falte!.